Tu voz me cerca con eróticas danzas
en mi piel se arremolina,
desciende hasta mis senos
y gotean palabras nuevas en mi cielo.
Alberga todas las estrellas
y con su luz desprende mis deseos.
Vierte su savia y fermenta una tormenta,
me acaricia y yo contemplo tu aliento
habitando el parpadeo de mi silueta.
Tu voz, nocturno dulzor,
la palabra soñada
respiración exploradora,
una llamarada
en el regocijo de mis entrañas.
Poemas de Pepita Fernández