Este consejo me dieron
para ganarme su amor:
hazla reír, me dijeron,
y tendrás su corazón.
Fielmente sigo el consejo
y le hacen gracia, parece,
mis sandeces, no me quejo,
pero de amor no enloquece,
ni bromeando, ni en serio.
Las cosas del corazón
son, ciertamente, un misterio.
No logro que desvaríe;
quien se enamora soy yo
cada vez que ella se ríe.
© Xabier Abando. 16/06/2016