Arráncame del pecado Señor.
Perdóname...
Y sácame de la puerta de la noche.
Y que brille
tu corona misericordiosa
en mi ser con cálida esperanza...
Mi corazón es pequeño,
insuficiente para recibir tu mensaje,
házmelo grande por favor.
Que soy un hombre miserable y pecador...
perdidamente,
en busca de tu amor redentor.
¡Oh Señor, Señor!
Desde el fondo de mi conciencia
reclamo en mi, la gracia de tu presencia.