Intuimos a un Dios
en este tablero de Ajedrez
aún sin instructivo
aprendemos a movernos
en la caducidad de esta partida;
el jaque y el enroque nos definen.
En cada experiencia
pretendemos encontrar
un fragmento del manual
que un posible creador
dispuso en otra posibilidad
con forma de rompecabezas
pensamos que en el ensamblaje
habrá de coronarse el peón
para dejar de cuestionarse
¿Qué hay más allá de las 64 casillas?.
Pero este rompecabezas
presume tener,infinitas piezas
y nuestros eslabones
no abarcan tal inmensidad
nunca han sido bautizados
con las aguas de la amnistía.
En la comarca de este cuadrado
intuimos
una vez más
que quizá hay vacíos
que nunca han de llenarse
pues la partícula
carece de las respuestas
a este continente.