Descanso en tu pecho mi cabeza
para que absorbas mi alma.
Antes era una ilusión, un imposible anhelo
y hoy la realidad la inunda.
Las esperanzas y deseos eran tantos
que parecían atroces vastedades.
Lo evidente del presente es tan brillante
que enceguece la serena estancia.
Y el centro de la complacencia
no era como pensaba un explosivo estado.
Era eso y más... era también esa callada
y tierna pertenencia de sabernos cautivos...
siendo libres.
De mi libro “De la espera a lo esperado”. 2011 ISBN 978-987-1415-41-0