Mujer,
por ti yo,
hubiera sido,
la impoluta sábana,
que envolvió tu cuerpo,
el día que naciste.
Que fuera yo,
quien sintiera primero,
ese aroma tuyo,
cómo se prende el rocío,
del néctar de la rosa.
Mujer,
por ti yo,
hubiera sido,
el polvo del suelo,
que tus primeros pasos,
levantaron sin remedio.
Ser nebulosa,
en la noche más azul,
del universo mágico,
que crearon,
tus pies descalzos.
Mujer,
por ti yo,
hubiera sido,
el desesperado eco,
de tus párvulas palabras.
Y haberte enseñado,
conjugar amor y dolor,
en el abecedario mudo,
de mis dedos acariciando,
tus labios sonrosados.
Mujer,
por ti yo,
hubiera sido,
la canción de hálito,
en tu primer beso.
Ser la melodía,
acompasada y dulce,
en la íntima escena,
del baile de mariposas,
revoloteando en tu ombligo.
Mujer,
por ti yo,
hubiera sido,
quien trizara,
el naciente pudor,
de ese cuerpo desnudo.
Y ser el temblor,
de tu amada entrega,
en el placer infinito,
de quien cobra tu botín,
de amor y fuego.
Mujer,
por ti yo,
hubiera sido,
sábana y polvo,
canción y abecedario,
tu acompañante inseparable,
en la más bonita historia.
Nacer a tu lado,
exhalando tu sabor,
aprender a caminar,
fijándome en tus pasos,
besar como tú besas,
y llegar al amor,
penetrando tu frontera.
a.rodríguez.