- Dime poeta, qué es lo que celebras? Hay algo en especial, por lo cual te muestras tan entusiasmado?
Me preguntas traviesa, siempre con tu mirada coqueta y tus labios insinuantes, que hacen que pierda la cabeza...
Mi mente vuela, y mi alma explora el tiempo y el universo rememorando a tantas otras mujeres que, como tú, inspiraron historias y leyendas...
Ahí está María, la madre, la compañera, fiel y sincera, la inagotable, tantas veces negada, tantas otras olvidada, pero siempre leal y siempre manteniendo la fuerza para seguir adelante, y seguir con la tarea...
Muchas otras reynas y princesas, muchas otras jóvenes guerreras, como la inigualable Juana de Arco, la del puño de hierro, la de la lealtad sin limites, hasta entregar su cuerpo al fuego de la hoguera...
Y Dulcinea? Acaso la inspiradora de sueños ideales, de hazañas inmortales, la inspiración infinita de un hidalgo caballero, que junto a Julieta, amor apasionado de Romeo, son las que personifican el amor etéreo...
Y así como ellas, tantas mujeres han pisado nuestra tierra, y han hecho de ella un lugar más tolerable, más amable. Han secado nuestro sudor, han enjuagado nuestras lágrimas, han calmado nuestras penas, nos han dado fuerza en la flaqueza, y nos han acompañado hasta el último sendero, a donde la vida nos ha llevado...
Y nos han llenado de alegría, tanta de ella, que son las musas eternas de cantores y poetas. Por ellas y en su nombre se han levantado imperios, y se han destruido reinos. Han criado en su seno tanto a héroes como a villanos, y a todos, sin excepción, a todos han amado.
Y es que con ellas hemos descubierto el sentimiento más grande y más apasionado que jamás habrá sobre la tierra: el amor de una madre. Inigualable, indiscutible, insuperable.
- Poeta... Estás ahi? Otra vez soñando? Otra vez en las nubes, olvidando a tu pequeña traviesa?
Me miras risueña, y esos tus ojos de quimera, me devuelven a la tierra. Te abrazo, te beso. No quiero nunca más soltarte, mi musa eterna. Hoy te tengo a mi lado, hoy soy feliz por este amor que me regalas, y toda la felicidad que la vida nos depara...
- Hoy es un día especial, mi pequeña traviesa - te respondo, casi en un murmullo, sin soltarte un segundo- Hoy celebramos a todas las mujeres de la tierra. Y es que es, gracias a ellas, que existe el amor sobre este planeta, y, déjame decirte, mi musa amada que, mientras exista una mujer que ama, existirá la esperanza de un nuevo mejor mañana...