Caminabas errante, ausente, sola… bajo la lluvia,
perdida en la neblina que se disipa en la distancia,
con tu soledad a cuesta,
sin volver la mirada, a pesar del invierno.
Esperabas quimeras que no llegaban,
solo quimeras... palabras rotas, inertes,
el viento anunciaba un otoño repleto de eclipses.
Pero nadie, ni el mismo camino escuchaba tu desgarrado grito
que como eco se esparcía en el éter.
Tus alas cortadas no alzaban vuelo.
Las sombras se ocultaban entre las paredes secas
y los adoquines mojados del viejo barrio
cansadas de perseguir siluetas.
La lluvia acariciaba el pavimento y la inocencia de tu vientre.
Tu alma descalza moría de un frío cualquiera.
Un gato a los lejos se guarecía, presagio de un presentimiento
en la penumbra de un farol... como el grito de una lágrima.
Tu cara reflejaba el dolor que traen las despedidas
en un aborto de sueños compartidos.
Sentías el vacío de un mundo que no entiendas y se alejaba.
Como testigo silente de tu propia escena,
descorrías el telón de tus miedos.
Tomaste tu reliquia, la apretaste contra el pecho... lanzando un grito desesperado de dolor
… y la lluvia cesó.
Una calma invadió el ambiente.
Comprendiste que tu huella era seguida
por aquel que nunca te abandona.
Un suspiro de alegría brotó de tus labios.
Renacía la esperanza…
no importaba la lluvia
ni la soledad
ni el viento que golpeaba tu espalda
ni la distancia.
Encontraste la paz que llegaba,
era suficiente, era todo lo que esperabas
… y seguiste tu camino bajo la lluvia en busca de otra primavera.
Franky De Varona
2014