El 8M existe para recordarnos que hay muchos aspectos de nuestra cultura en los que los derechos de las mujeres están siendo menoscabados.
Las mujeres cobran un salario promedio mundial, un 16 % más bajo que los hombres. Y en el momento de la selección de personal, las recién casadas sin hijos quedan en último lugar, por la carga que significarán los futuros embarazos.
En la Argentina, en 2018, cada 29 horas una mujer es asesinada, víctima de la violencia de género. El femicidio es una figura estadísticamente abrumadora. Es un hecho inserto en la cultura que se repite calcado, con las mismas causas y con las mismas víctimas.
En Argentina, en 2018, el Estado prohíbe que la mujer tome decisiones que sólo le incumben a ella y a su propio cuerpo, como en el caso del aborto. Y obliga a que ésta y otras decisiones se realicen en la clandestinidad, en condiciones irregulares que muchas veces terminan con graves daños físicos o con la muerte.
Todavía, en todos los países del mundo incluyendo los más progresistas, hay una cultura de superioridad de género. Y en ciertos países, como en Medio Oriente, la mujer sigue siendo un objeto de posesión masculina.
Y éstos son sólo ejemplos.
Quiero ver el día en que no celebremos más el Día de la Mujer.
Quiero ver el 8M en el que se celebre el Día del Ser Humano. Sin distinción de género. Con los mismos derechos y obligaciones, las mismas responsabilidades y el mismo disfrute.
Pero, hasta que ese día llegue: Muchachos, hoy nos toca a nosotros. Las chicas están de paro, defendiendo en la calle sus derechos.
A bancarlas !