Se tira del catre con las piernas aún adoloridas
por estar sirviendo al macho
con el que decidió hacer su vida
Se acomoda las cuatro telas
que le cubren el pudor y ya vestida
se lanza al molendero,
a la hornilla, al bracero…
a preparar los alimentos
que saciarán a su prole por un momento
Cuando el sol la sorprende
ya baila con la escoba
una danza insonora
pero cadenciosa,
arriando el polvo y las arañas,
dándole lustre a la mañana…
Comida para gallinas,
para la vaca y la chancha
luego baja en avalancha
con un alud de ropa al rio;
es de aprovechar el sol
si no a la noche habrá frío.
Luego de dejar
ropa lavada,
recintos aseados,
comida preparada,
leña cortada y rajada…
debe de prepararse
para otra jornada…
Una galera de esclavos
a la que llaman empresa,
donde soportar
malos tratos, acoso,
para que al final
si para cuidar su empleo cede
la echan por puta fácil,
y no cede resguardando su honor
la echan por puta estrecha
que no quiso aflojar
Total que
con el cuerpo maltrecho
por el ahínco de la jornada
entre la producción
y la evasión a los tanteos
acosos y toqueteos
del lacayo que se cree patrón
vuelve a su nidito de amor
donde ruge el león
que dice calza el pantalón
reclamando su condición
de macho por designación…
y otra vez a ver volar el calzón
y asumir su condición
frente al prepotente varón
que le relega a condición
de un adorno de salón…
y depósito de su generación
Y desde este pútrido círculo del infierno
le mantiene un efímero sueño
depositar su futuro en ese dueño
que usa su cuerpo con desenfreno
sin dejarle para el gasto
o siquiera un maltrecho orgasmo