Sor Juana, la culpa, tiene.
Así, pues, lo manifiesto
entre los verdugos tiestos
de malicia que a mí, vienen.
Me enamoré del reclamo
femenino, que dispuesta
atácame con respuesta
dulce, por quien viviendo, amo.
Su \"Divina Lysi mía\"
ha embrujado mis latidos;
de \"Silvano\", sus sentidos
consolarlos, sí quería.
Los \"hombres necios\", lloviendo
en las calles ignorantes,
fulguran, pues, al instante
que el machismo estoy comiendo.
¿Qué tienes, rosa virtuosa,
que con tus letras labraste
mi prisión, y liberaste
mi dicha en \"lira\" tortuosa?
¡Te culpo, Décima Musa!
Ojalá no conociese
tus anhelos, y pudiese
devorarte en una fusa!
Daniel Eduardo Mendoza Camarena