El gatito, en duermevela,
despierta cuando la mano
del amo interpreta al piano
la melodía que anhela.*
Se adivina el ronroneo
del minino entusiasmado;
la música lo ha arrancado
de los brazos de Morfeo
y entre la vela y el sueño,
embelesado el felino,
se restriega contra el dueño,
con gratitud y cariño
y se ve al amo, risueño,
disfrutando como un niño.
© Xabier Abando, 20/01/2018
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