Adol J. Rojas

De ti, soy

Las manecillas del reloj marcan las cinco,
Y apenas hoy me he dado cuenta,
Justo a las cuatro con cuarenta,
Que yo, querida mía,
De ti, soy. 

 

Podrán tratar de convencerme
regalándome tal vez, unas cuantas flores,
Pero, ¿sabes?, de ti mi mente no se aparta,
No se olvida de lo mucho que haces falta,
Pues cada noche lo retrata
en sueños, cuentos, fantasías,
Todas son de ti, cariño mío,
Y entonces caigo en cuenta,
Que yo, mi dulce cielo,
De ti, soy. 

 

Se nubla el cielo y caen las estrellas,
La noche entre nubes se queda sin luna,
Y entre la penumbra de la misma,
Brillas,
Brillas como sol en pleno día,
Y así, mientras tu cabello cepillas con manía,
Me doy cuenta, admirando tu belleza,
Que yo, mi flagrante estrella,
De ti, soy. 

 

Esta mañana leía un libro,
Y de entre la marea de personajes había uno,
Una chica de mirada decidida,
Cabello corto de un negro hipnotizante,
Avellanas en sus ojos que brillaban cual diamante
Y de gruesos labios rojos combinando con su atuendo,
Ataviada como tú, ella se encontraba,
Y al darme cuenta de su enorme parecido,
Suspiré al verme envuelto en tu recuerdo,
Pues al final caí en aquello que era obvio,
Que yo, amada mía,
De ti, soy.

 

Negra mía
¿Porqué en una blanca no te vuelves,
para durar un poco más en mi compás?
Silencio ingrato,
Si ante ti pongo una clave
¿Endulzarías los bemoles y atenuarías nuestros menores? 

 

Las manecillas del reloj marcan las once,
Y hace nueve meses caí en cuenta,
Justo a las cuatro con cuarenta,
Que yo, querida mía,
De ti, soy...