En este puerto,
del que nunca zarpo
los miedos colgados en la luz
hacen de mar infinito.
No vislumbro la isla,
ese espacio en el que
la respiración, entra en comunión
con el silencio invisible.
Desde aquí se ven
muchos disfrazados
de viajeros, aún así...
soy el único desnudo de destino.