Vuelves al reencuentro con mi alma,
al viaje de mi sangre por mis venas,
al suspiro suelto entre la luna y mis pies
sobre la arena.
Vuelves porque nunca te fuiste,
porque siempre estuviste,
siempre estás,
pero vuelves.
Vuelves en el reconocimiento de los años,
y en las marcas de los daños
en mis ojos,
en mis uñas,
en mis pasos.
Vuelves,
después de todo,
después de nunca,
después de siempre,
vuelves...