Enrique Obregon

Afuera

Tras la lluvia es todo vida apelmazada

se apoya el cetro febril del rocío,

las monarcas tantean mi vacío metafísico 

y los sapos asoman por rendijas empíricas.

 

La atmósfera se constela por un febril ente,

que busca la luz, su origen y la pronta muerte.

 

El gato su ánima exprime de ansiedad,

y el faro trenza su cola asaroza;

El gato huye de la aguada realidad,

y el faro de una muerte desastroza. 

 

Lo sé, altisonante e infantil suena esto

sin embargo, en mi defensa resuelvo

que es un relato un tanto funesto.

Así es como, a tiendas me absuelvo

y de alguna manera un final daré a esto...

 

Hasta ahora no apareces, qué esperas que te cuente.

Tras todo la vida, no es la única apelmazada

digamos que renaces, en el vapor de la corriente,

rodeada de un fébril manto, eres una sonrisa olvidada.

 

Al final de todo, heme aquí tendido ante la impasible conciencia

mirando tan sólo,

cómo el cielo se abre y

la vida se ciñe a la ventana.