En un bosque de coníferas vivían una rata y su prima hermana, la ardilla. Durante su infancia fueron muy felices, eran inseparables. Jugaban todos los días a ver quien de las dos subía antes a la copa del pino más alto. Casi siempre ganaba la ardilla, dada su agilidad, aunque la rata se esforzaba tanto por superar a su prima que en ocasiones trepaba más rápido que esta. Un día, mientras se comían unas nueces, pasó un grupo de senderistas por el bosque y al ver a la ardilla,que en ese momento estaba de pie agarrando una nuez con las patas delanteras, quedaron maravillados por su belleza y se acercaron sigilosamente a ella para poder contemplarla mejor. Cuando estaban lo suficientemente cerca, una de las chicas del grupo vio a la rata, a la que no habían divisado antes porque era más baja que la ardilla y estaba oculta entre la maleza, y emitió un agudo grito tan estridente, que hasta los cristales de las gafas de uno de sus compañeros se resquebrajaron. Lo que provocó que el grupo saliera despavorido ante el desconcierto. \"¡Una rata!\" gritaba la chica mientras se alejaban atravesando las rocas, pues no se paraban ni a saltarlas. Cuando por fin los montañistas hubieron desaparecido, todo volvió a la normalidad y, quedando las dos primas a solas, dijo la rata, con voz apagada:
- Que tristeza prima, ¿cómo es posible que a la gente le resultes tan graciosa y simpática y en cambio yo les cause tanta repulsión?
- No les hagas caso. ¿Qué nos importa a nosotras lo que piense la gente? yo te quiero tal como eres-.Le contestó la comprensiva ardilla.
- Me dices eso para consolarme, pero estoy muy triste- Agregó la rata.
A partir de ese momento, la rata se sumió en un evidente estado de tristeza. No lograba comprender como ella, cuyo aspecto era tan parecido al de su prima, provocaba tanto rechazo en las personas, y decidió llevar a cabo unos pequeños cambios para dar un vuelco a esta situación. Cuando llegó la primavera y la ardilla comenzó a pelechar, la rata le pidió que fuese recogiendo todo el pelo y lo guardase. Así lo hizo la ardilla y cuando ya había reunido el suficiente pelo, se lo entregó a su prima. Ésta impregnó su cola y sus orejas de resina de pino y pegó en ellas el pelo de la ardilla. Tambien aprendió a erguirse, apollándose sobre sus patas traseras para comer frutos secos. Cuando había ejecutado el cambio de imagen, esperó paciente a que llegase su momento. Un día acudió al bosque una familia para hacer pícnic y cuando vieron a la rata caracterizada de ardilla, quedaron admirados por ésta. La rata, muy contenta y ávida de admiración, se aproximó tanto a la familia, que terminaron por atraparla y se la llevaron para meterla en una jaula, donde murió, presa de la desesperación, al verse cautiva y alejada de su prima, a la que tanto extrañaba.
Moraleja: si renuncias a ser tú mismo para agradar o impresionar a los demás, terminarás siendo un infeliz.