Sé que es inevitable la partida,
Que hoy estoy lleno de vida, y mañana no estaré.
Sé que de tu lado partiré, que a la oscuridad me iré, y no me verás ya en tu guarida.
Hoy que la vida lo permite, quiero con amor decirte, que por siempre te amaré.
Que para ti siempre estaré, y con loco afán viviré, abonando tus raíces.
Quiero ser un padre, que al irse,
Cuando me dejes de ver, te habrá enseñado el deber de amar como yo, a tus hijos.
Y si ayer no te dije, hoy te digo,
Que lo que más yo he amado, es haber educado a quienes Dios hizo mis hijos.
Enseñarles que en la vida construimos el destino, que recorremos mil caminos, y al final es la partida.
Que podemos curar heridas, levantar a otros caídos, y a cada momento vivido, debemos celebrar la vida.
Hoy es mi deber amarte... ir junto a ti a toda parte, pues mañana no estaré.
Hasta mañana viviré, pues un día se irá la vida. Yo me llevaré mis heridas y a ti en la tierra, dejaré.
Quiero ser tu primer amigo, estrechar fuerte tus manos, abrazarte junto a tus hermanos y convertirme en sus abrigos.
Quiero mostrarte una estrella que siempre estará a lo lejos, y cuando quieras ver a tu viejo, deberás mirar hacia ella.
Quiero enseñarte que el viento podrá ser siempre tu aliado, cuando camines confiado en que Dios es tu sustento.
También quiero pedirte que no te aferres al dinero. Ama a quién esté junto a ti, primero; pues después tendrás que irte.
Hoy estás aquí, mañana ausente.
No sabrás cuando será, todo en la vida pasará y nos iremos por siempre.
A tu amigo, dale el frente; no lo abandones si ha sufrido, socórrelo si ha caído; y cuando diga tu nombre, di presente.
A tus hermanos, hoy te pido, nunca odies en mi ausencia. Si es diferente a ti, ten paciencia y no lo dejes al olvido.
Recuerda que, aunque yo me haya ido, muy allá, en el firmamento, estaré en el momento en que quieras estar conmigo.