Edwin Kenys Chacón

Ojos Florencios

 

El cielo habita inmóvil y sereno,
en el brillo florencio de sus ojos,
allí donde un espacio anhelo,
ser puerta, llave y cerrojo.

 

El astro repta por el horizonte
y me domina el duende del estro,
cuenco de la noche incandescente
que, entre estrellas, guarda el secreto.

 

Tus formados pechos sicilios
marcan el límite de mi deseo,
frontera son a mis vientos alisios
de un amor que abarca hasta el Egeo.

 

Ahogas el resoplido de mi corazón,
con la desnudez de tu piel pálida
y exprimes la miel de mi pasión
con solo el rumor de tu sonrisa cálida.

 

Conocerá el mundo de amores,
con el fuego enervado que origina,
del ruido agradable de los roces,
cuando se juntan tu alma y la mía.