Yamel Murillo

CATARSIS

Llueve esta noche.
No hay azoro... le amo aunque me quema.
Soy una tonta cuando le convoco;
llega sólo si le place.
Ella conoció de mis altos secretos
y el sabor de todas las bocas
que le precedieron.
Me humedece los ojos
pero ¡qué más da!,
no puedo aborrecerle.

Sin su sal que me escoza;
Sin su frío que pretende amedrentarse,
aunque bien sé de su frío imposible
muero de sed en medio del fuego
del azaroso beso que me abrasa.

Lluvia, eres mía. No puedes cambiar eso.
No puedes evadir el hacerme tuya
cuando me he secado
sobre tu cuerpo...
Resbalo de tus alicaídas gotas.
El cielo de tus nubes apóstatas de grises,
amenazan aquel \'amor a voces\'
que me niegan tus andanzas.

Sigues cayendo
intermitente;
interminable, dudosa.
Cargas el miedo
en los algodones suaves
y mullidos de tus paradigmas.


Tú eres quien odia.
Eres el hielo del encono
y me colocas en la pira
inmovilizando el tiempo marcado
por tu necia manera de quererme.

Rivales.
Amantes.
Locos...
por qué no cuerdos,
de una historia corta de palabras largas.

Te guardo en un frasquito...

¡Te evaporarás, no mientas!
y en tu agua
ascenderás \'gran amor\'
empapándome alguna vez.

Descenderás opuesto.

Te evaporarás tú...
Yo, de ti,
hasta mi catarsis
o la consumación del mar de los silencios.

Yamel Murillo

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