Se acallaron los tambores, reina el silencio,
murmullos y susurros, pasos arrastrados..
Suena el gong y entramos en tropel al matadero
sumisos, cabizbajos, inconscientes,
las sirenas nos aturden con un canto
que ni siquiera es dulce como los de Ulises.
Se acabó la fiesta hace diez años,
más la resaca parece ser eterna,
los días de vino y rosas
se tornaron vómito y espinas,
las puertas del paro nos engullen
hacia una dimensión desconocida,
miedo, incertidumbre, desaliento…
Mientras, los morlok descargan latigazos
en las desnudas espaldas de niños y mujeres
sin que a nadie parezca importarle.
Cuando ya no puedan trabajar
serán devorados por los seres cavernarios.
Una muchacha ha caído al rio
y las aguas la arrastran hacia las cascadas
pero nadie conoce a nadie
ni nadie parece darse cuenta,
una vida, no vale ni un suspiro....
Wells recoge sus notas
y cabalga su máquina del tiempo
retornando a su mundo.
Mientras fuma su pipa junto al fuego
y lee el infierno de Dante,
duda si regresar a ayudarnos
o dejarnos pasto de nuestro sistema
corrupto, corruptor y corrompido.