Una fotografía
bastó para condenarme.
Una fotografía
con cuatro versos abajo
y ya sentía mi muerte.
Una fotografía
en la cual mirar sus ojos,
en la cual mirar su boca
y otra vez la estaba amando.
Una fotografía
perturbando mi equilibrio.
Una fotografía
y ni siquiera sonriendo.
Ya no he visto su sonrisa.
Una fotografía
perturbando mi equilibrio,
destrozando mi camino
y otra vez la estaba amando.
Una fotografía
me bastó para alterarme,
pues la fotografía
miraba fijo a mis ojos,
sin apartar la mirada
de esta fotografía
en la que me he convertido
por amar sin esperar,
por quedarme junto a ella...
A Daniela.
Alberto Montes de Oca.
13/03/2018