…Sé que nos contemplamos
que en nuestros sueños los espejos cambian
mientras los desiertos son los mismos
otra dimensión
otro fulgor que delata la estación de tu alma
siempre en tus dominios
siempre etérea para el tacto
nunca comprendido en los márgenes de la piel
luego nos basamos en la idea absurda
de que en los pliegues de los árboles
no está ni la sombra de los dioses
luego pensamos que en una caricia
se puede satisfacer el ardor del deseo
por eso es preciso cambiar esta realidad
más aún si la otra
en función a sus colores
ofrece un vacío en todas las derechas…