Si se parara el mundo.
Aferrado a la idea.
Sortearía los embates,
de las fuerzas internas.
Atado al albedrío,
saltaría fronteras.
Al nítido infinito,
donde habita la esencia.
Si la luz se extinguiera.
Como fenece el miedo,
en las mentes abiertas.
Viviría en las cavernas,
de la gente que piensa.
Pensamientos de luz,
perforando tinieblas.
Y mirando hacia adentro.
Recorrería los surcos,
plenos de inteligencia.
Si la voz se apagara.
Como muere una estrella.
Gritaría por dentro,
las continuas ofensas.
Las actitudes necias.
Las crueles diferencias.
Nefastas actitudes,
de la gente rastrera.
Nacería de nuevo,
con las luces internas.
Si la Tierra se seca.
Agrietada de sed.
Acorchada su piel.
De unas gotas sedienta.
Bebería de mis sueños.
De la huella forjada,
de profundos recuerdos.
Bebería de la sangre,
de prístinos conceptos.
De mi propia armonía.
De melodiosas notas,
que adornan mi cerebro.
Del aliento que anima,
de mi ser lo más bello.
Sin faltara el amor.
Inventaría uno nuevo.
Que igualara los retos.
Forjando en equilibrio,
deseos y pensamientos.
Adornaría la vida,
con caricias y besos.
Crisol de las verdades.
De promesas de acero.
A. L.
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