No entiendo en qué momento tú
que eres lo mejor que hay en este mundo
decidiste apostar por mí
que soy lo peor que podías encontrar.
No entiendo cómo tuve esa suerte
ni cómo he sido tan idiota
como para quedarme viendo que te vas
mientras yo me hundo.
No entiendo por qué confías en mí
ni qué he hecho bien para tenerte
mientras solo enseñaba mi cara pasota
ni cómo tú sabías ver que era una careta.
No entiendo por qué te vas ahora
pero tampoco cómo has aguantado tanto.
No tengo nada que reprocharte,
solo decir que sigo aquí cuando,
aunque lo que quieras sea distancia,
necesites alguien que tire de ti.
Y lo seguiré haciendo siempre,
aunque no entiendo nada en mi vida,
porque te has ganado que me esfuerce
y luche por mantener la amistad.