Ya no es el azar,
ni lo videntes perpetuos,
es la magia de la palabra.
Lo equivocado de mi mente,
lo intangible de mi ser,
mi sueño perdido,
en mi despertar.
Ahora solo di adiós,
a lo desconocido,
a nuestros problemas,
al perderte.
Solo fueron unas palabras,
que mueren cien veces,
y nunca vuelves con ellas,
y fue suficiente.
Solo digamos adiós,
que vuelvo de mi féretro,
gélido e inerte,
inmóvil, inalterable,
delicado como perfume,
donde tu silueta no se oye más.
Donde la esperanza se desvanece,
al dejar tu corazón,
una y otra vez,
ya casi y sin respirar,
sin vida.
!!!