Me queda la duda de si algún día podré escribir un verso que exprese cuanto me doles,
pero a la vez cuanto amo ese dolor ahora,
porque es todo lo que me queda de vos.
Me pregunto si algún día podre amigarme con este sabor a nostalgia
que me dejan tus recuerdos.
Mientras prendo un cigarrillo y te veo en la ventana de mi departamento diciéndome, “jamás imagine fumar con vos”,
mientras prendo cada cigarrillo,
mientras tiemblan mis manos al prender el siguiente,
mientras se rebalza el cenicero de recuerdos.
Mientras hago unos fideos y te busco para decirte “salen fideos enana”,
para que me respondas alegre: “amo los fideos”.
Y no te encuentro,
Y te quedas callada.
Cuando lloro porque me duele algo y no estás para consolarme.
Para sacarle importancia,
para aliviarme,
para mirarme con cara de no sé qué hacer,
pero acá estoy.
Aún me visita la idea de que tal vez pude haber hecho muchos más,
y tal vez vos podrías haberte arrepentido.
Y tal vez un último abrazo.
Y tal vez un te voy a extrañar.
Y tal vez un tengo tanto miedo.
Y tal vez un giro en la historia.
Y tal vez tantos tal vez más.
Y tal vez no te perdías de tanto, y tal vez jamás escribir esto.
Aun me cuesta recordarte sonriendo, por no poder haberte consolado y por haberte dejado ir con tanta tristeza.
Aun me duele pisar descalza la tierra y saber que ya no vas a sentir eso,
respirar hondo y entender que te quedaste sin suspiros,
ser feliz y asumir que te fuiste sin alcanzar tus sueños.