Me puse a pensar si Dios
al verme absorto frente al fuego
pensará, qué es lo que más deseo,
y que puede facilitarme, sin apuro,
un buen viaje,
para disfrutar de las flamas
que cambian, entre chispas,
el color amarillo
por uno rojo, que arda con ganas.
Esas llamas que hacen los leños
que de la vida, se recogen en trozos,
es artística y amorosa
su danza es contagiosa
y despierta en las noches frías
el avasallador fluir de la libido
surge, en el éxtasis de la danza,
de las caprichosas llamas
una especie de lealtad hacia el placer.
Se abre en un instante
el sentir de querer engreír la piel
y se inventan las caricias
que se alternan con los besos
y entonces uno descubre el secreto
de los fuegos placenteros
con los que se construyen los cielos…
Copyright © Rodolfo Dondero Rodo
14.03.17