Hablamos casi todos los días, las preguntas eran frecuentes y siempre las mismas. \"Cómo estas\", \"Qué tal tú día\" y así sucesivamente.
Con el correr de los años las charlas fueron disminuyendo, las vidas eran diferentes y ya no tenían tanto en común por lo que hablar.
Una mañana siento el teléfono sonar, después de tantos meses era ella, me contaba que algo trágico había sucedido en su vida y para mi asombró fue algo que tardaría en procesar. Estuve a su lado noche y día, y en mis sentidos percibía como su esencia se iba perdiendo.
Cada vez hablábamos menos y todas las cosas que teníamos en común sólo eran una huella en el pasado. Cambio el 100% pero no la juzgue, porque sabía que yo también había cambiado y porque también sabía que aquel trágico suceso haría de ella algo distinto.
Hoy ya no somos lo que eramos, tomamos dos caminos distintos, una tarde nuestra flor se marchito y nunca volvió a tomar su color.
Pero no importa lo que paso, importa que sucedió, intentamos ser un dios y terminamos diciendo adiós.