Este cuerpo desnudo no ha cambiado
yerto se ha quedado
Y yo te miro y pienso:
Qué dolor acongojado!!!
Los negros ojos tuyos,
con los párpados cerrados.
Con una irreparable ternura
te estoy dando un abrazo, mientras tengo
el rosario en mis manos.
Ni un clavel ni una rosa
te han dejado...
En blando cielo oculto y apretado
nos redimes del sueño
y del pecado.
Mi Amado.
Amalia Lateano