Aunque la esperanza de haber sentido un deseo una vez, y de sentir en la espalda el desacierto del triunfo, casi como una espina cargada dentro del pecho, se encuentra la mirada cansada y paralizada por haber sentido el horror de una mentira.
Nadie me dijo que se sentía tan desahuciado, el mundo con sus ideas, Dios y sus planes. ¿Porque me quede mirando al Cielo? El Tiempo sigue corriendo y cada partícula entrelazada en la tinta caída en aquel escritorio no va a compensar el resentir de mi corazón. ¿Por eso quiero sentir la desazón de mi perplejidad?.
Odio sentir vanidad...