Te escribo porque te extraño con el alma,
porque te has convertido en parte de mi ser;
eres agua que necesita mi luz para su calma
y el sol con la fuerza para poder crecer.
Te escribo porque lo hago fogoso y ardiente,
tratando de calmar lo que yo siento sin querer;
es difícil decir que nada sienta de ti enfrente
cuando tus sentidos me incitan a volver.
Te escribo porque no aguanto a la distancia,
porque se me hace un eternidad el poderte ver;
porque te quiero tanto, lo digo sin arrogancia,
dejando estas letras en tus manos mi querer.
Te escribo porque no se qué hacer con esto,
parezco un malabarista que no sabe qué hacer;
el verte por tan solo segundos es algo funesto
deseando que sea más largo la próxima vez.
Te escribo porque ya sabes que eres mi ama
y que yo no tengo ninguna otra razón para ser;
te escribiré mientras la sangre hierva de ganas
y el corazón dicte feliz tu encuentro otra vez.