Cómo duelen las palabras
que con tanta osadía hablan.
Cómo aprender a no bañarlas
en lágrimas saladas del alma.
Que fácil les resulta vivir
a los que todo lo resuelven,
esperando que sus penas
se deshagan y finalmente
se esfumen como fugaz neblina.
Apáticos, perezosos,
pero atentos a la menor señal
de lluvia, devolviendo
cual nocturna tormenta,
demonios, rayos y truenos,
si llega a calarles una
sola gota de tierna llovizna.
Cómo duelen las mentiras...
¡Salgan de la boca que salgan!
Puñaladas injustas al aire
que nadie ve, ni siente, pero
terminan haciendo sangre.
¡Matan duelen!
No daña quien más habla ¡No!
Es más cínica la verdad,
cuando con saña se usa el silencio.
Cómo duele el dolor de soledades
que en otros ya conozco,
las ausencias que no te extrañan,
las palabras sibilinas
en bocas de temibles jueces
que sin ley, ni caridad
ninguna, condenan al olvido
el sinvivir de otros, mas
nunca son ellos sentenciados
por profanar dos palabras
que no duelen, sino sanan…
Cadena perpetua que nos quema
en las manos a quienes
las amamos y llevamos siempre
por bandera…
“RESPETA la VERDAD”
Pilar González Navarro.
Marzo 2018