Se desnudan opacos en los campos de la muerte
de vanas pretensiones y hojarasca desdeñosa...
arropados en vertientes de extraño olor a heno,
mientras la caléndula dormida...
se deshoja con su suerte,
no es de ayer el astro misterioso...
desgajado del absurdo de una lucha sin retorno,
los cálidos veranos aún se nos deshacen huecos,
en las manos inservibles...
por el beso del recuerdo.