Promueven tertulias
en el pico de la noche,
cuentos épicos al llegar la alborada,
no se arrugan por la lluvia,
no se inmolan por amores vacíos.
Han sido mi trinchera
en estaciones de ofensiva,
han sido mi flecha contra tanta crueldad.
Han sido el búho
que vigila mi sueño,
han sido tigres
que cuidan de mi selva.
No han profetizado sepulcro a mi lecho
al contemplarme tan Eva,
no motivan carreras
en pro de mis penas,
no promulgan mis caídas
aún viéndome en pecado,
no me ceden al primer mercenario
aunque me hunda mas en la hoguera.
Han sollozado
al abrazo de una almohada,
han maldecido la huella de un pasado,
han deshelado el corazón más frío,
han soportado el puñal,
pupila a pupila.
Los he amado
en sus profundos conticinios,
les he besado de lunes a domingo,
los he aceptado
en sus caóticas confusiones,
los coso a mi vértebra, les doy un hogar.
Son ellos mis demonios,
el llanto, la risa,
un eco, un suspiro,
la ira, la lujuria,
la dulzura del tic-tac de mi existencia,
los celos, los reclamos, el arco de mi oreja.
Han reinado desde el día uno de su fecundación,
estarán en mi piel cuando a mi cuerpo lo vistan de madera,
pero en tanto ese día llega,
suena la corte celestial de un ángel
y en su mirada grita,
que los ama, como los amo yo.
LoreCruz
Madrigal de Luna
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Colombia-2018