carlos obeso

Era Domingo...

Era Domingo, después de un Domingo.

Todo parecía repetirse.

La lluvia persistente,

la palabra ausente...

Te debo tantas caricias

que siempre estaré en deuda contigo

pero hoy... no puedo tocarte.

Tu piel es áspera

y magulla mis manos.

Tus pechos arden

y el horizonte solo es humo.

Apenas deja entrever el sol

y yo tengo frío

de tanto quererte.