Las destilaciones de la noche
desembocan en las fauces
contra los sueños.
Impasible tormento
alzándose oculto en el vapor,
alzándose disimulando tranquilidad.
Un suave eco titila tras el horizonte
palabras sinceras, palabras tiernas;
mas el río tiembla aún de convicción,
anhela ser plena fe y olvido.
El roble oscuro de sus ojos cae a pliegues,
se descubre la soledad.
Horizonte a traspiés
estridencia en aplaque.
Una fe violenta emerge
trepidante sobre las olas,
una plena fe en el olvido.