Luna menguante cielo azur de seda
guía al buen caminante en la vereda.
Únicos son sus ojos tan ardientes
cual carbón encendido sorprendentes,
quién pudiera tenerlos indecentes.
¿Cuando mi corazón su beso ruegue
está bien que su boca me lo niegue?
En mi mundo no hay luna sin lucero
todos la admiran hoy que desespero
blanca de plata pura luz de enero
¡Cuantas razones tienen sus deseos
cuando de su hermosura quedan reos!
¡Hay madre mi cariño solo queda
porque mi muhammad ya no me espera!
Claudio Batisti