Consuelo Soto

El puerto

Muchos barcos atracan en este puerto

todos diferentes entre sí,

algunos buscando comida,

otros bebida, casa, techo, cama, mantas,

tierra.

El océano es inagotable, insosegable,

insostenible para cualquier embarcación.

Aquí en el muelle se hacen amigos,

se conocen por primera, quizá por última vez,

como si fuese el destino de los marineros, de los errantes.

Hallarse allí, en ese instante.

 

Juegan, beben, intercambian historias, reposan,

luego se van.

De la orilla cada día zarpan unos cuantos,

mientras juran al cielo que seguirán,

porque el mar es su eterno rumbo, espiral.

 

El puerto queda vacío,

allá van, por el mar.