Miedo,
dijo la razón.
El sentimiento plegó,
las velas de su velero.
Al pairo,
va navegando.
Arrastrado como un corcho,
por los poderosos vientos.
El miedo,
su fétido aliento,
penetró en el corazón.
Sometiendo a la prisión,
a los arcanos instintos.
Reductos de rebeldía,
que se vacían confusos.
Miedo,
gritó a la alegría.
Convirtiendo la sonrisa,
en una grotesca mueca.
Vestigios de la ilusión,
que lentamente se seca.
Miedo.
Llamó a la prudencia.
Que la convirtió en temor,
arrebatando su esencia.
Cosechada con tesón.
Poco a poco derrotada,
por las huestes del ladrón.
Miedo.
Entrando en la conciencia.
Derrumbando su estructura.
Caminos llenos de broza.
Rocambolescos senderos,
ausentes de su presencia.
El viento se rebeló.
Se convirtió en huracán.
Se desplegaron las velas.
Navega con el timón.
Ni la procelosa mar,
cambia su potente rumbo.
Y las olas va rompiendo,
librando su corazón.
Navegando hacia otro mundo.
A. L.
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