Bolívar Delgado Arce

PUDO SER

Pudimos apagar las luces

y encender los astros;

hubiésemos cantado y escuchado cantar

las aves tempraneras del alba.

Los labios repletos de silencio por el sueño

de horas, dirían nuevas, claras,

tibias palabras de renovado amor,

y no serían más recuerdos y añoranzas

ausencias ni distancias carcomiendo

mil insomnios,

ni enrojecidos celos ni esperas angustiantes

de otra vez las manos juntas, los ojos

húmedos y los corazones rebosantes.

Así pudo ser, así, no más así

palpitantes sombras y palpables,

escuchando las gotas del tejado

caer en rítmico y embriagante coro

ábaco contante de otros besos.

Mas, luciérnaga pequeña e inquieta,

llegaste, revoloteaste

y pasaste con tu aleteo por mi vida;

terminó el anhelo, el sueño, la espera;

amaneció en las sombras

y tejados; y pasó, y acabó el goteo

embriagante de mis sueños, tu presencia

tu esencia y la lluvia.

 

 

                             Bolívar Delgado Arce