Verano Brisas

A IMPERIA

He de pulsar la lira

que me dio el brillante Apolo

para domesticar las fieras hambrientas y traidoras

que olfatean mi sensible condición de amante,

mientras me siguen las rocas y los árboles

atraídos por mis notas melodiosas.

 

Acompáñame a Oriente bella Imperia

y al azaroso viaje con los literatos,

porque voy a conquistar para tus sueños

los tesoros más valiosos del poema.

 

Huye de los sátiros perversos

y el ataque del áspid asesino;

ven pronto a mi presencia y no desciendas

al tártaro sombrío, pues mi música

ya no quiere seducir al gran barquero,

a los jueces o a la oscura Proserpina,

mucho menos al guardián de los infiernos.

 

Si estás conmigo ahora, tus rivales

no habrán de profanar el templo

donde ofrendo mis dones armoniosos,

y el futuro verá nuestra alegría

en el conjunto de las constelaciones.

 

Tampoco llorarán las musas,

y los pardos ruiseñores

alegrarán el entorno con su canto,

mientras buscamos el cielo prometido

bajo el tibio edredón de nuestro lecho.