Es ella de mi vida la razón,
razón que he de perder sin su cariño,
cariño que prodigo como un niño,
niño eterno que hay en mi corazón.
Corazón, ¿Por qué estás tan agitado?
Agitado estoy yo por su presencia,
presencia que estremece mi existencia,
existencia que pronto habrá acabado.
Acabado; quebrado en mil pedazos,
pedazos que arderán a lento fuego,
fuego purificante, para luego,
luego regenerarme entre sus brazos.
© Kfeprieto