Santiago Miranda

No soporto a ratos

 

A mis semejantes; angustias, en mí
Despiertan. Sin embargo he sido
Arrojado a convivir con ellos como
Otro, uno y otro cada uno de ellos
Habitan en mí como un sueño oscuro
De espejos rayados como el cielo
Nocturno y nublado

Son los pensamientos, que acuden
A la advertencia primitiva de algo más
Que no ocurre, fobia de humillarse
En lugares públicos, camino raudo
Apresto únicamente al cumplimiento
De deberes obligatorios e innecesarios
Sin percatarme del otro

Esquivo al contacto el intercambio
Regularizado el lobo, es el hermano
Del hombre; perro infiel. La mujer; toda felina
Insatisfacible por su parte y replegado a mi
Cuarto temo, encorvarme y graznarle al tiempo
La vergüenza tarde ha llegado no he logrado
Desanudarme, desconocerme en todos
Y en cada uno de ellos, fortuito animal, ingobernable