La misma que me asiste y me corteja,
deja;
me increpa y me molesta con frecuencia,
tu ausencia,
y tiene mi existir vacío y lívido,
vívido,
tan mía que la asumo y reverencio:
¡silencio!
La exhibo a flor de piel y la evidencio;
sea condescendiente en su alegría
o muestre trascendente cercanía:
¡deja tu ausencia vívido silencio!
Gonzaleja