Besos cayendo, como un otoño tardío
inconmensurablemente sedientos de destino
repartidos como lluvia fresca de estío
esparciéndose en la piel sin tregua ni tino
escondiéndose en la oscuridad, tímidos
buscando abrigo en la intimidad
sin importarles tiempo ni edad,
perdiéndose entre suspiros y gemidos
Besos traidores, que sentencian a muerte
pero complotan la noche en su contra
y jugando siempre en contra de la suerte
sibilinos, en el deseo se nos montan
Besos que anuncian el alba en vigilias
y se quedan húmedos en los sueños
ebrios besos locos, felices, risueños
durmiendo en cada rincón, sin familia
Besos puros y castos, como vírgenes
que reposan su aliento en la ternura
besos que no cesan nunca, los perennes
que evocan el trino, cargados de dulzura
besos de furia o de paz, de pasión posesos
besos de adiós, besos de futuro tiernos
todos míos, y tuyos, con cielo e infierno
Ojalá, nuestro lenguaje fuera sólo besos