Pareciera haber quedado profundamente vacía, con la mirada en un punto
la perturbadora idea de su presencia inundando todos los espacios
en los rincones de la mente, he sabido suprimir los atardeceres
tanta necesidad de aquella inmensidad que sabías hacer
tanto pero tanto se escurre entre los dedos
como un río que no dejará de correr
quisiera sentirte como antes
que choques, las dos fuerzas imparables
que eres, que somos, que explotemos
y todo de nuevo
y que un baile como ese nunca acabe
que no importe más nada
más que aquella pequeña y tintilante luz
que se siente cuando respiras la primera brisa de la mañana
cuando respiro cuando respiramos
que vuelva a tener sentido