andrea barbaranelli

Resurrección

Me arrastré en ti y me quedó una pena

en el costado izquierdo, por los baches

anegadizos. Me arrastré - o me arrastraron.

La tierra abrió su boca y se tragó

el agua del camino. ¿Cómo

se tragaría mis huesos, mi reloj

incrustado en las venas? ¡Cuánta angustia

por los zapatos en el polvo arisco

agostados de miedo!

 

\"La muerte dio los muertos que en ella estaban\", pero ya

comidos hasta el meollo, sometidos

a una intransitiva digestión.

                                         Bromea

el Creador, pero ellos no lo entienden.

 

Se repuso su máscara, después,

con chabacanería o sin ella,

trastrocando los cuerpos.

                                     Nos sentamos

(con ojos de vista impropia y manos dispares)

esperando la fogata y el cielo

ardiendo

y la gran fiesta de la carne, de la fastuosa carne,

de la espléndida carne, muerta

y renacida,

triunfadora.