Tú eres aquel amor inolvidable
Que por siempre he llevado en mi interior,
Aquella ardiente voz plena de amor
Que vive como espíritu inefable;
Y es que eres esa esencia inexpugnable,
La fuerza que me libra del dolor,
De todo aquel pasado de rencor
Que me aclara lo que es inexplicable;
Ya vivo sin el peso del espino
Disfruto de una gran felicidad,
Y agradezco al Señor este camino
De fe, gran devoción y libertad:
Eres tú el forjador de mi destino
Yo soy el defensor de tu verdad…