Crimen de pasión.
Por Luis Guillermo
Que manera tan elegante,
de disimular la prisión.
Cárcel de seda y encaje,
verdugo de mi gran pasión.
Deja respirar a tu pecho,
ahogado a cada momento;
quita el muro de tu lecho,
oigo placer en su lamento.
Tu cuerpo es un prisionero,
encerrado en suaves telas.
Lo peor es que soy tu reo,
y sé que también lo anhelas.
Fue mi delito conocerte,
y admito ser el culpable;
Fue mi pecado el desearte,
aquí es el infierno llameante.
Que irónico el ser tuyo,
y que no sepas de mi nada.
Osaría pensar tocarte,
Yo me conformo con soñarte.
Más mi sueño está presente,
acosando con realizarse,
tu sensual cuerpo es un ente,
Y mi deseo es poseerte.